La nueva Ley General de Víctimas reconoce el derecho de víctimas, familiares y de la sociedad de conocer la verdad y recibir información sobre circunstancias de hecho en que ocurrieron actos ilícitos o violaciones a derechos humanos en los casos de personas fallecidas, desaparecidas, no localizadas, ausentes o extraviadas. En consecuencia, la base de datos que supuestamente encontró Gobernación debe ser publicada de inmediato con el propósito de ofrecer datos sobre el destino o paradero de las víctimas, de modo que sea efectivo el derecho de los familiares a exigir a las autoridades que realicen todas las diligencias necesarias para su plena localización. Pero también, debe ser pública para que se pueda contrastar con otros registros sí claramente oficiales de personas desaparecidas o extraviadas. Y es que desde septiembre de 2011 y hasta la entrada en vigor de la Ley General de Víctimas, Províctimas tenía a su cargo el deber de apoyar la búsqueda de personas e integrar expedientes de personas reportadas como desaparecidas. A partir de abril de 2012, está vigente la Ley del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas que faculta al Sistema Nacional de Seguridad Pública a integrar un registro nacional. En la página electrónica de la PGR existe un registro de mil 314 reportes de personas extraviadas, sustraídas o ausentes, que incluye reportes incluso muy anteriores a 2006, visible para que el público en general pueda aportar elementos que conduzcan a su localización. Las procuradurías locales tienen la obligación de proveer información sobre personas no localizadas en sus respectivas entidades. Ninguno de estos registros cuadra con la cifra validada por Bucareli. Peor aún, la Secretaría no tuvo el cuidado de distinguir entre los distintos supuestos de no localización de los casos registrados en esa supuesta lista. Conforme a las leyes vigentes y los tratados internacionales, no es lo mismo una desaparición forzada, un secuestro o un extravío. Las circunstancias y autores son diametralmente diferentes en cada modalidad. Y también, por cierto, la respuesta debida del Estado y de la sociedad.
Publicar la base de datos es deber legal, ético y político. Es deber frente a los familiares de las víctimas y frente a la sociedad. Pero también es necesidad estratégica. Mientras no aclaren objetiva y oficialmente las cifras de personas no localizadas, tendrán el deber de resolver los poco más de 27 mil casos que Gobernación ha dicho que recibió. Y difícilmente podrán alegar que son los desaparecidos de un gobierno anterior. Son, desde que tomaron el gobierno, los desaparecidos de Bucareli.
Senador de la República
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